“Una vez le pegunté a Pablo por qué era tan malo con Sabartés, su leal secretario, que lo veneraba. Picasso respondió: ‘Sólo soy malo con la gente que amo. Con la gente que no me importa, soy amable’. Típico de él: lo que hacía era poner a prueba nuestro afecto. Todos los días tenía que enzarzarse en algún combate y ganarlo.”
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